La magia del “cap de fibló”
por Itziar Lecea
Si preguntas a algún menorquín si ha visto alguna vez un tornado te dirá que no. Aunque seguramente, haya visto más de uno. Comúnmente, este fenómeno meteorológico se conoce en Menorca como “cap de fibló” y es habitual durante las últimas semanas de verano y primeras semanas de otoño, aunque pueden darse en cualquier época.
La incidencia en las Baleares es tan alta como las zonas con mayor presencia de tornados en Estados Unidos, según un estudio realizado por el experto en tornados Miquel Gayà.
Pero, a parte del nombre, los tornados de Menorca tienen la particularidad de ser relativamente violentos. Y por suerte, suelen darse sobre el mar.
1992, año de tornados para el recuerdo
Sin embargo, algunos tornados fuertes han tocado tierra con fatales consecuencias. El más fuerte registrado nunca en España tuvo lugar el 9 de octubre de 1992, y barrió la zona de Sa Costa Nova, entre Ciutadella y Ferreries.
Aunque no tuvieron que lamentarse daños personales, los materiales fueron cuantiosos, especialmente sobre la flora del lugar. Los técnicos de medio ambiente del Govern calcularon que la amplitud de este tornado, catalogado como un F3 con vientos de hasta 320 quilómetros por hora, pudo llegar a los 800 metros de ancho. Miles de árboles quedaron destrozados por el efecto del viento y la zona ha tardado años en regenerarse.
Los afectados más próximos por este tornado fueron los payeses del predio de Santa Victoria, y recuerdan cómo en el momento de paso del tornado, que apenas los rozó, el viento era muy violento. Sin embargo, no fue hasta la mañana siguiente que se dieron cuenta del peligro que podría haber supuesto el hecho de que el tornado los alcanzara de lleno.
Para llegar al predio más próximo, el payés no tuvo más remedio que saltar de tronco caído en tronco caído, pues estaba todo el bosque arrasado.
Un mes antes, el 9 de septiembre, un fenómeno parecido barrió la costa sur de Ciutadella. En esta ocasión no se formó la característica forma de embudo, aunque los vientos llegaron a los 180 quilómetros por hora.
Los expertos lo catalogaron como un “esclafit” y, en esta ocasión, una mujer murió a causa del viento mientras navegaba con su familia. Los destrozos materiales fueron más importantes, debido a que el fenómeno pasó por zonas urbanizadas.
El último cap de fibló
El último tornado que tocó tierra en Menorca se registró apenas hace un año, el día 2 de abril. Pasó por la zona de Cala Galdana y destrozó parte del bosque de pinos, dejando constancia de la fuerza implacable de la naturaleza.