Tita Llorens, el pez más resistente de Menorca
Por Itziar Lecea
Nadar no entiende de edades. Bien lo ha demostrado la menorquina Tita Llorens, la primera mujer en cruzar a nado la distancia que separa Ibiza de las península en su punto más cercano.
Lo hizo, además, sin neopreno, solo con un bañador tradicional. Ni los nadadores más experimentados se habían atrevido a realizar tal hazaña, siendo ella la primera persona del mundo en conseguirlo.
Hasta que llegó ella. La que no conoce una negativa por resupuesta. La que decidió que, pasados los cincuenta años, no existen barreras para cumplir sueños. La que demostró que la perseverancia no tiene límites.
¿Quieres conocerla un poco mejor?
La llaman Tita “peix” (pescado), porque se mueve como si el líquido fuera su medio natural. La afición le llegó a los 30 años, cuando le cogió el gusto al agua en una competición de triatlón.
Aunque entrena cada día en la piscina de Ciutadella, que ahora lleva su nombre, lo suyo es dejarse ir en mar abierto. Sin hacer de la natación su profesión, ha conseguido superar retos que ni los más expertos se han atrevido a probar.
Acercar distancias es lo suyo. Y lo hace, además, en bañador, por considerar que los trajes de neopreno frenan su empuje.
Así consiguió unir todas las Islas Baleares: Menorca con Mallorca, Ibiza con Formentera y Mallorca con Ibiza, en una travesía que duró 28 horas.
El mayor reto
Pero fue la perseverancia en el intento de unir la península y las islas Baleares lo que le ha valido un reconocimiento mayor, aunque el esfuerzo fue titánico.
Lo intentó en dos ocasiones antes de conseguirlo. Y en el segundo intento se quedó a solo 17 kilómetros de la costa de los 90 que tenía que recorrer.
Hasta que en 2018, tocó la costa de Jávea (en Valencia) y la de Ibiza tras más de 36 horas de nadar de forma ininterrumpida.
Las fuertes corrientes que tuvo que sortear casi al final del camino le llevaron a dar un rodeo que convirtió la distancia inicial de 90 kilómetros en más de 100. Sin embargo, ha declarado en más de una ocasión que su mayor miedo son las medusas.
Esta especie marina, abundante en el mar Mediterráneo, es la compañera más fiel en las travesías de la menorquina, que ha tenido que ser atendida varias veces en sus hazañas por el equipo médico a causa de las picaduras del animal.
Si ya de por si, las distancias que nada son consideradas travesías extremas y de alto riesgo, el hacerlo sin traje de neopreno es algo que muchos ni se atreverían a plantear.
El efecto de la sal en la piel, la bajada de la temperatura del cuerpo tras más de un día sin salir del agua e, inevitablemente, picaduras de animales varios, hacen que las travesías de Tita sean consideradas de proeza.
De hecho, en 2017, la World Open Water Swimming, reconoció los intentos de la menorquina para cruzar el canal entre Ibiza y Valencia con un premio al “reto del año”.
Aunque reconoce que, sin su família y el equipo que siempre la acompaña, todas sus aventuras no habrían sido posibles.