Menorca: reserva de biosfera del Mediterráneo
Itziar Lecea
Hace 25 años, Menorca consiguió la etiqueta de Reserva de Biosfera, un reconocimiento otorgado por la UNESCO que premia el equilibrio entre la conservación del entorno natural y el desarrollo social. Un cuarto de siglo más tarde, ese reconocimiento se ha hecho extensivo al mar que rodea la isla.
La mayor reserva de biosfera marina del Mediterráneo
Son muchos los colectivos sociales que han luchado para que la costa menorquina pudiera ser reconocida como Reserva de Biosfera. Entre ellos, los pescadores de la isla, que han mantenido sistemas de pesca tradicional para no sobre explotar el entorno y ecosistema marino.
El equilibrio es la clave. Saber extraer del mar solo aquello que necesitamos y dejar un tiempo prudencial para que recupere de forma natural sus recursos.
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Esto, unido a la vigilancia y el control de la planta de posidonia, aquella que convierte las aguas de Baleares en paraísos de cristal turquesa, han valido el reconocimiento internacional, entre otros factores.
¿Cómo es la reserva de biosfera marina?
Ampliar la etiqueta al mar supondrá algunas restricciones, aunque la idiosincrasia menorquina es algo que lleva en el adn. Antes está la isla, el territorio, aquello que les permite vivir. Así, la reserva de biosfera pasa de tener 71.191 hectáreas terrestres, que se reconocieron en 1993, a 514.485. La extensión se ha hecho desde tierra hacia 12 millas mar adentro.
A pesar de contar con la figura protectora de Reserva de Biosfera, gran parte de la costa menorquina ya estaba protegida por distintos sellos. La Albufera des Grau y buena parte de la costa norte eran ya zona naturales protegidas. Y el canal entre Menorca y Mallorca también tiene una categoría de especial protección.
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En manos – y barcos- de todos está mantener ahora este título, que corona a la pequeña de las Baleares como el paraíso que ha sido siempre.
