Menorca y el arte de lo pintores
Por Itziar Lecea
Los aires menorquines han inspirado muchos y variados estilos de pintura durante siglos. Desde los retratos del siglo XVIII de Pascual Calbó hasta las mujeres azules del actual pintor Marc Jesús, o los más clásicos campos rojos de Torrent, la isla ha sido prolífica en artistas de toda clase. Y algunos de ellos, han sabido cosechar el privilegio de vivir de ello. Estos son los pintores de Menorca a los que no debes perder de vista.
Pintar Menorca
Desde pinceladas sueltas y luminosas a gotas de luz grisácea. Todo ello es Menorca, tal y como la ven los pintores referentes que se han inspirado en la isla para crear algunas -o muchas- de sus obras. Los mares más originales y coloridos nacen de los pinceles de la mahonesa Zulema Bagur, quien esconde en sus lienzos de tonos turquesas, vistas como el puerto de su ciudad natal o el de Ciutadella.
Más complicado es encontrar las referencias en Pacífic Camps, quien tira del mundo onírico para plasmar el mar que baña la costa de Menorca.
De un marcado carácter realista son los paisajes isleños de Kiku Poch y Rafael Jofre, mucho más precisos a la hora de describir escenarios menorquines.
Pintar en Menorca
Si hay un referente contemporáneo a tener en cuenta que ha pintado muchos años en Menorca, ese es Matíes Quetglas. Nació y creció en medio del Mediterráneo. Y aunque pasa temporadas en su tierra, ahora mismo vive en la península. Es el pintor figurativo que ha abierto más camino.
Tras sus pasos, y con una tendencia marcada hacia el renacentismo, está Carles Gomila. Perturbador, inquietante y magnético, deja que sus mujeres fatales hablen por él. No es el caso del mencionado Marc Jesús, que con sus jocosas historias gráficas, pinta como entiende la vida y vive como si fuera una de sus pinturas. Jovial, alegre y lleno de vitalidad.
En el otro extremo de esa vitalidad están los bodegones de naturalezas muertas de Rafael de la Rica, de un realismo que resulta abrumador. También en Menorca pinta, esculpe y vive Nuria Román, polifacética, libre y comprometida con su entorno. Nació en Madrid, pero las aguas de las isla la conquistaron para quedarse.
De todos ellos, y muchos más, se pueden encontrar obras en las galerías de Menorca Vidrart, Artara y Retxa.