Menorca, más aislada que nunca, se queda a oscuras
Por Itziar Lecea
Tres días sin luz. Sin poder cocinar. Sin poder calentar agua o darse una ducha. Con cientos de toneladas de comida que se han echado a perder. Y sin posibilidades de solucionar una situación que ha afectado a más de media isla.
Es el apagón más grave que se recuerda en Menorca, y el que más ha durado.
Ha habido familias que han estado más de 60 horas sin electricidad.
El problema “parece” solucionado. Pero la facilidad con la que el suministro eléctrico ha dejado de funcionar, ha abierto un debate muy serio sobre el aislamiento energético.
¿Por qué nos hemos quedado sin luz?
El domingo por la mañana, a eso de las 9:30, un tornado cruzó la isla en dirección sur a norte. Los expertos en meteorología aún no tienen muy claro cuál ha sido la fuerza de este tornado, aunque las primeras observaciones sobre el terreno parecen indicar que los vientos rondaron los 150 kilómetros por hora.
Y en su camino, el tornado destrozó cinco torres de electricidad de alta tensión. Con mucha mala suerte. Todos los pueblos de Menorca se abastecen de energía desde la central de GESA de Mahón. Lo hacen a través de dos líneas: una que va directa de Mahón a Ciudadela, y otra que conecta pueblo a pueblo.
La mala suerte llegó cuando el tornado destrozó la conexión de ambas líneas, sin dejar una salida “de emergencia” para evitar quedarnos todos a oscuras. Si una de las dos líneas no se hubiera visto afectada, el apagón habría sido una anécdota que hubiera pasado desapercibida.
Existía hasta hace un año y medio un cable submarino que conectaba con Mallorca y abastecía la isla en caso de necesidad. Un accidente con el ancla de un barco averió el cable submarino, en funcionamiento desde los años 70; por lo que esta tercera vía de escape está del todo inutilizada hasta que el cable sea reparado, en el año 2020, según decidió el Gobierno central.
Un cable que nos hubiera traído un poco de luz, pero que parece no ser importante en las prioridades del Gobierno. Nunca Menorca había estado tan aislada.
Velas y reflexiones
El domingo 28, primer día del apagón, se sucedió con relativa “normalidad”. Sin embargo, a medida que pasaban las horas y las baterías de teléfonos iban a menos, los nervios comenzaron a hacerse con la población. El lunes por la mañana, muchos cogieron el coche y llegaron hasta Mahón, donde las velas, cocinas de gas y pilas, se agotaron en varios comercios.
La psicosis por el combustible provocó colas de horas para repostar gasolina en los pocos puntos con generador propio de electricidad.
Y las quejas a través de redes sociales y, sobre todo, en las calles, eran generalizadas.
Las administraciones insulares y autonómicas respondieron con la mayor prontitud, exigiendo la reparación de las torres caídas lo antes posible por parte de Red Eléctrica, la empresa encargada del servicio de infraestructuras a nivel estatal.
Y lo cierto es que, de la previsión de 4-5 días inicial, se pasó a 3. Las 24 horas de trabajo de todos los operarios que llegaron a la isla y la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias, han hecho posible restaurar la electricidad en menos tiempo de lo previsto.
Pero el “miedo” a este aislamiento energético ha servido para abrir un debate serio entre la población, que pide medidas urgentes para evitar una situación similar en el futuro.
Arreglar el cable submarino, contemplar la opción de ser energéticamente autosuficiente o dar prioridad a energías renovables son las opciones que se barajan también entre dirigentes políticos.
Sin embargo, incluso una situación tan adversa como la vivida estos últimos días, ha servido para reflexionar en positivo. Muchas personas han disfrutado más de sus familias, de estar en comunidad, sin pantallas de por medio, en un siglo XXI que en Menorca ha retrocedido sin previo aviso.