La vaca menorquina que están salvando de la extinción
Si has paseado alguna vez por el campo de Menorca, seguro que has visto la típica vaca lechera, blanca y negra, pastando tranquilamente. Esta vaca, llamada frisona, es la primera que nos viene a la cabeza, debido a que es la raza que más cantidad de leche produce en todo el mundo. Sin embargo, hay una vaca mucho más discreta, en color y producción, que está proceso de salvarse de la extinción. Es la vaca de raza menorquina.
No destaca tanto sobre el campo verde de la isla, porque su color rojizo la integra en el paisaje. Es de carácter más reservado y muy poco celosa, lo que la convierte en un animal bastante tranquilo. Y como tampoco tiene cornamenta, puedes pasear sin peligro a que tengas que salir corriendo. Eso si, en su versión adulta, impone por tamaño.
Y aunque es un animal totalmente adaptado a las condiciones climáticas de Menorca, su población llegó a ser de apenas unos 400 ejemplares… ¡frente a los más de 10.000 de la frisona! Y es que el rendimiento en la producción fue uno de los factores que provocaron el descenso de la población de la vaca menorquina.
Sin embargo, desde el año 2002 algunos granjeros se preocuparon por recuperar a la vaca menorquina. En 2016 ya había 1.800 reses y la población crece entre 400 y 500 ejemplares desde el 2008.
Pero, ¿por qué este repunte?
Carne versus leche
La crisis en el sector lácteo, con el precio de la leche cada vez más cerca del coste de producción, hace que a las fincas no les salga rentable producir leche de vaca.
Por eso, cada vez son más las que apuestan por otro tipo de producto. Entre ellos, la carne.
Y en esto, la vaca menorquina le da una buena paliza a la frisona. En la venta de este tipo de carne tuvo mucho que ver la creación en 2005 de la Asociación Vermella menorquina, que garantiza la trazabilidad y calidad del producto.
La carne de la menorquina no tiene mucho recorrido fuera de la isla, pero en la página web de la asociación tienes un mapa con los puntos de venta.