Un atardecer desde el mar, un atardecer de Divina Menorca

Mirar el atardecer desde un llaut

Por Ariadna Pons Soler

Desde que paso los inviernos en Barcelona y no en mi isla, aprecio mucho más el placer de estar en Menorca y la tranquilidad que uno pierde al salir de ella. Aunque la simple tontería de levantarte con pájaros y no bocinas ya es agradable en sí misma, cuando más valoro Menorca es cuando veo el atardecer.

Para mí, es imperdonable venir a Menorca unos días y no ir a ver la puesta de sol al faro de Cavalleria, sin importar la estación. Cuento esto porque, es durante esta pequeña actividad, viendo el atardecer, cuando más conectada me siento con Menorca y con su naturaleza, cuando más ganas me dan de cuidarla y no estropearla, cuando más me entristece pensar que durante días no volveré a disfrutar de tal perfección inhumana que, sin dar yo nada a cambio, se me brinda cada día.

En publicaciones anteriores ya hemos hablado de las excursiones en llaut de Divina Menorca, una empresa que te lleva en su llaüt de playa en playa y que te permite conocer el mar navegando en vez de a pie. Una de las experiencias que ofrecen es ver el atardecer. El atardecer de Menorca es bonito desde cualquier punto, pero dentro del mar es doblemente inmersivo, ya que no solo disfrutas del sol, uno de los grandes placeres mediterráneos, sino también del mar, que es el más grande placer.

El llaüt de Divina Menorca sale del puerto de Maó, el segundo puerto natural más grande de Europa, en dirección a Punta Prima, playa de Sant Lluís. Durante el trayecto se pasa por Cala Rafalet, una playa virgen, rocosa y con una cueva de grandes dimensiones. Antes de hacer el aterrizaje, y esperando la desaparición estelar del sol, se pueden fondear las aguas turquesas del camino y entrever l’Illa de l’Aire (Isla del Aire) y su faro. Seguidamente, el acto final, ver la caída del sol, una cálida cuenta atrás teñida de colores naranjas, amarillos y rosas que, aunque deje con sabor a querer más, te vuelve a honrar al día siguiente.